viernes, 29 de abril de 2011

Los jovenes de la Red del Magdalena Medio dicen:

NO GUERRA

Los jóvenes del Magdalena Medio son vistos como “materia prima” para sostener y seguir dando vida al conflicto armado y político que atraviesa el país. A su vez, muchos jóvenes de nuestra región ven en su vinculación al ejército una alternativa de hacer algo o dar un poco de sentido a sus vidas. La forma más reconocida y temida de vinculación de jóvenes al ejército se realiza a través del Reclutamiento Forzado, específicamente mediante las “batidas”, las cuales violan su integridad y libertad, vinculándolos a un régimen militar en contra de su voluntad e introduciéndolos de forma directa en una guerra ajena a sus deseos e intereses. Frente a este problema, la Red se ha propuesto la construcción de estrategias y acciones colectivas de No Violencia Activa como alternativas de paz en la región, centradas directamente en la promoción y fortalecimiento de la figura jurídica legal de la Objeción de Conciencia, mediante la cual los jóvenes se dotan de argumentos para no ser reclutados en contra de su voluntad y, a cambio, puedan continuar con sus proyectos de vida y generar formas no violentas de servicio al país.

Por medio del grupo de "estudio jóvenes no guerra - armados de conocimientos", se encuentra trabajando en hacer un proceso de análisis de la realidad de los jóvenes de nuestros municipio, con énfasis especial en las problemáticas de: reclutamiento forzado, educación superior y contextualizada, inclusión laboral juvenil y equidad de género, este trabajo arduo desde nuestros grupos de estudio, nos han permitido descubrir que el principal problema consecuencia o causa de estas problemáticas es la migración o expulsión de jóvenes con mucha frecuencia de los municipios para desplazarse a los centros más poblados o ciudades para buscar oportunidades de vida digna, pero sin embargo esto los hace presa fácil del conflicto que vive el país y que es motor fundamental para el reclutamiento forzado de jóvenes, desde todas las esferas es decir desde los grupos armados ilegales y desde incluso la misma fuerza pública y militares de Colombia; estos últimos utilizan para este proceso de reclutamiento dos formas:

En primer lugar los jóvenes de esta región especialmente son incorporado de manera arbitraria e irregular por los miembros de las fuerzas militares, es decir quizás para muchos no es una novedad ver que a los municipios llegan los camiones del ejercito a recoger a los jóvenes en la calle y en algunos momentos sacarlos de sus casas, para arrastrarlos u obligarlos a prestar el servicio militar obligatorio.

En segundo lugar y por la condiciones de pobreza en que vivimos la mayoría de familias en los municipios del magdalena medio, es costumbre que la fuerza pública y militar así como también grupos ilegales, jueguen con las condiciones y necesidades de los jóvenes o que estos mismos vean en estos grupos una posibilidad de salir de los problemas económicos y encuentran en los grupos armados una posibilidad de vida para ellos y sus familias.

miércoles, 27 de abril de 2011

MI VIDA ES SAGRADA Y YO DECIDO A QUE PERTENECER

Declaración de Objeción de Conciencia a la Guerra y el Servicio Militar impulsado por jovenes de Santander y Norte de Santander

Las y los jóvenes santandereanos y norte santandereanos que actualmente se forman como objetores de conciencia han decidido realizar una declaración pública para rechazar todas las formas de violencia y militarismo contra sus vidas y la de sus semejantes. Esta es una de las primeras acciones públicas noviolentas que se propone realizar este grupo de objetores y objetoras. Ya que para el 15 de mayo día de la objeción por conciencia en varios territorios se harán actividades para que la población en general se entere que las batidas, el servicio militar y la militarización de la vida civil son actos que se pueden rechazar si se objeta por conciencia.


DECLARACIÓN PÚBLICA

Los días 13, 14, 15, 16 y 17 de abril nos reunimos jóvenes del Magdalena Medio, Santander y Cúcuta, con el propósito de compartir saberes y experiencias sobre la Objeción de Conciencia y noviolencia. En medio de nuestras reflexiones decidimos hacer público que:

1. Rechazamos todas las prácticas inconscientes e injustas que son sostenidas y abaladas por la indiferencia de quienes con el silencio contribuimos a perpetuar este modelo.

2. Objetamos a todo aquello que no nos deja ser, que no nos permite desarrollarnos libremente, que nos coarta nuestros pensamientos, nuestra forma de ser y sentir.

3. Rechazamos el uso de nuestros cuerpos para fines distintos a los que

nosotros decidamos en coherencia con nuestros valores. No permitiremos ser usados por otras personas, ni por instituciones o aparatos que nos requieran para sus fines. Queremos ser seres seguros de nosotros mismos, autónomos, con la posibilidad de auto determinarnos y decidir qué hacemos con nuestros cuerpos y nuestras mentes.

4. Le decimos no a los condicionamientos que nos llevan a invalidar y dejar de lado nuestros sentimientos; a los roles determinados, que nos dicen cómo comportarnos de acuerdo a situaciones, guiados por una moral que muchas veces nos limita pero no nos beneficia.

5. Objetamos el autoritarismo, la guerra, la violencia intrafamiliar, el no respeto y los juicios que se hacen a los jóvenes, los cuales estigmatizan y eliminan. No aceptamos los listados y la eliminación de jóvenes en los lugares donde vivimos.

6. Decimos no a la militarización de la sociedad; a la institución militar como herramienta de opresión, represión y regresión de prácticas violatorias de los Derechos Humanos como los “falsos positivos”.

7. Nuestra objeción es a toda forma consciente o no consiente de ejercer violencia contra otro ser humano; rechazamos vivencias personales de maltrato, ejercido por figuras masculinas machistas permeadas por una cultura patriarcal que junto con el militarismo son parte de una cultura de control, sometimiento e irrespeto de los derechos. También, rechazamos el machismo que de manera inconsciente reproducimos las mujeres. Rechazamos el maltrato y violencia que se reproduce en los espacios laborales, eclesiales, sociales entre otros.

8. Nos rehusamos a concebir un mundo con un único orden, sin la diversidad y la riqueza que lo componen.

9. No queremos una democracia basada en la dedocracia, tampoco un modelo que “invierte” el dinero en más armas para coartar, contener y hacer daño, mientras el desarrollo y acceso a derechos como la salud, educación, creación de nuevos empleos que permiten tener condiciones para una vida digna sean limitadas.

10. No nos uniremos al grupo de las conciencias compradas, de los sumisos, de quienes actúan sin pensar, de los insensibles y egoístas, de los que obedecen ciegamente, del combo de los machistas y racistas. Nos negamos a creer que hay algo que prima sobre la dignidad de vivir.

NUESTRO COMPROMISO Y PETICIÓN

11. Nuestra base fundamental está en la construcción permanente del conocimiento y la ampliación de nuestras capacidades para construir alternativas frente al contexto de violencia, que vincula a los jóvenes como víctimas y como victimarios.

12. Nuestra postura es cotidiana, personal y emocional, se sustenta en la educación, en la comunicación popular, la participación, la unificación, lo colectivo, el diálogo y la transformación de los conflictos, el intercambio de saberes y la acción, por cuanto, no se puede ser objetor de conciencia desde la teoría sentado en una mesa o en una silla, por cuanto, es en la práctica donde se pone a prueba su opción de vida.

13. Pedimos que la distancia entre los que somos pobres y los que son ricos sea cada vez menor y no al contrario. Las mejores condiciones de vida de nosotros los jóvenes y de la gente podrán ayudar que la situación de nuestro país mejore.

14. Queremos que nuestras opiniones y argumentos sean tenidos en cuenta para llegar a consensos.

15. Tenemos unos derechos y deberes, pero también contamos con unos argumentos y unos principios de responsabilidad con el respeto de la vida propia y de los demás.

16. Ratificamos nuestro compromiso con la vida en todas sus formas, con nuestra existencia como seres humanos. Algunos, desde nuestro deber católico y cristiano, defendemos la vida en todo momento y lugar.

17. Tenemos derecho a decir sí y a decir no. No estamos pidiendo acabar el ejército, sino que se respete a quienes por opción se niegan a hacer parte de el o de cualquier otro grupo armado. Reafirmamos nuestros principios y compromiso con la noviolencia y nuestra objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, porque no compartimos esa lógica de eliminación de la diferencia y subyugación.

18. Nuestro propósito es unir nuestras voces como objetores y objetoras de conciencia para exigir nuestros derechos.

19. Es importante el reconocimiento del otro y de la otra, pues no es conveniente seguir reproduciendo formas de eliminación, de subyugación. Se hace necesario confrontar todo tipo de prácticas y miedos que contribuyen a la militarización del cuerpo y de la mente. Nuestro reto es caminar hacia una libertad genuina y no seguir amarrados a prácticas que reproducen la injusticia y la violencia. Para todos y todas es importante hacer un examen de conciencia permanente de nuestras formas de pensar y actuar.

20. “Lo distinto no es razonar, ni pensar, es encontrar en el otro la humanidad”, se puede encontrar partiendo de lo humano que hay en el otro. Podemos construir un tejido social, en el cual las ideas puedan escribir una historia diferente, donde se comprenda que la vida está por encima de cualquier interés o rol que se esté ejerciendo.

FIRMADO POR 23 PERSONAS

Este proceso está impulsado por la Corporación COMPROMISO junto con el Servicio Paz y Justicia del Ecuador, la Asociación Civis de Suecia y la Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de Conciencia de Bogotá, y auspiciado por el Servicio de Desarrollo de las Iglesias Protestantes de Alemania (EED).

martes, 12 de abril de 2011

CAMPAÑA: Mi mente no es objetivo militar


Prestar el servicio militar obligatorio sigue quitando los sueños a madres, padres y jóvenes que por razones de conciencia no quieren participar en la guerra.

La campaña nacional e internacional de Civis "Mi mente no es objetivo militar" invita a conocer las más recientes herramientas de comunicación sobre la objeción de conciencia:

  • Escuche AQUÍ cuatro cuñas radiales cortas sobre las batidas: ¡¿Sabe qué me preocupa? Que me lleven en contra de mi voluntad! ¡No parce, a la guerra no me voy!
  • El VIDEO de una encuesta que realizó Acooc durante la conmemoración de la independencia de Colombia ¿Estaría dispuesto a pagar más impuestos para que el Ejército compre camiones más grandes y así aumentar el número de jóvenes reclutados en batidas?
  • Lea aquí la ENTREVISTA a un representante de Acooc: ¿Por qué la objecion de conciencia?
  • ¿Quiere COMPRAR una camiseta de la campaña?
  • ¿Quiere leer más sobre las EXPERIENCIAS de ACOOC en su gira por la Unión Europea?
  • Lea AQUÍ Prensa IPS: ¿Qué se podría comprar con 1,6 billones de dólares para gastos militares? También en INGLÉS

La campaña está apoyada por la Corporación COMPROMISO, la Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de Conciencia (ACOOC), la articulación antimilitarista Mambru, y Fellowship of Reconciliation (FOR), entre otros.

Encuentre también pronto en la página www.civis.se: Entrevistas con la Red Juvenil de Medellín, información sobre la iniciativa de objeción de conciencia en Bucaramanga, impulsada por la Corporación COMPROMISO, videos sobre las experiencias de los objetores en diferentes regiones de Colombia e información sobre el Foro Público, por realizar el 13 de mayo en Bogotá.

Recomendado:


La Campaña "Mi mente no es objetivo militar" finalizará el 15 de mayo de 2011, el Día Internacional de Objeción de Conciencia.

Objeción de conciencia y servicio militar

Martes 12 de abril de 2011, de www.elespectador.com
PRENSA OPINIÓN - De acuerdo con el artículo 216 de la Constitución, como regla general, todos los colombianos están obligados a tomar las armas para defender la independencia nacional y las instituciones en caso de que las necesidades públicas así lo exijan. Tal obligación se justifica por la primacía del interés general sobre el particular en ciertos asuntos del Estado, en los cuales se hace explícita la correspondencia entre derechos y deberes. De aquí, entre otras cosas, que la Constitución consagre el servicio militar como obligatorio. No obstante, también con rango de constitucionalidad, está consagrada en el Artículo 18 la libertad de conciencia, que resguarda la posibilidad de actuar siguiendo las convicciones y creencias propias del fuero interno de cada individuo o abstenerse de hacerlo cuando se presenten situaciones que las contrarían; situaciones que pueden incluir obligaciones jurídicas que rigen a todos los miembros del país, en las que se incluye, con la sentencia C-728 de 2009, el servicio militar.

Desde entonces, por motivos morales, filosóficos, religiosos o ideológicos, los colombianos, como lo decretó la Corte Constitucional, podrán acceder a la prestación de servicios alternativos que no vayan en contra de sus convicciones sobre el uso legítimo de la fuerza y la institución militar, de forma que se cumpla su obligación con el Estado pero sin atentar contra su fuero interno. La Corte instó al Legislativo a regular este derecho y, mientras tanto, autorizó el mecanismo de tutela para resguardarlo. No obstante, los opositores de tal pronunciamiento son varios y tres proyectos de ley se han hundido ya en el Congreso. Sus argumentos, según lo muestra una investigación del Grupo de Derechos de Interés Público de la Universidad de los Andes, son básicamente tres: prestar el servicio militar tiene rango constitucional; de reconocerse la objeción de conciencia, las Fuerzas Armadas se debilitarían y se abriría el espacio para el abuso del derecho.

Frente a la primera réplica, la Corte, aplicando un test de proporcionalidad como es de rigor para estos casos, ya tomó una decisión. El último argumento no tiene sentido, pues el eventual abuso de un derecho nunca es excusa para omitir su garantía. Y, finalmente, la objeción de conciencia frente al servicio obligatorio, lo muestra el estudio, no ha debilitado a las Fuerzas Militares en ninguna otra nación donde sí se reconoce. No hay realmente motivo para tanta resistencia; pero menos lo hay para presentar un proyecto tan poco estructurado como el que ahora cursa con muy bajo perfil en el Congreso. Proyecto que deja, por ejemplo, en manos de los jueces militares la decisión sobre si procede, o no, la objeción de conciencia del solicitante. Asunto a todas luces problemático, como lo es que no proceda contra la decisión del juez recurso alguno. ¿Dónde están las garantías?

En caso de que la objeción se conceda, hay otro problema: las opciones de servicio alternativo son sólo la Policía Nacional y el Inpec, opciones que implican el uso de la fuerza o las armas en el desarrollo de las funciones, que es justamente la razón por la que los objetores se oponen a prestar el servicio militar en primer lugar. ¿Cuál es el punto de presentar un proyecto así? Es claro que hay que establecer algún tipo de regulación para que el vacío jurídico no se supla por vía de la tutela, pero es importante hacerlo bien, no sólo para garantizar el derecho según los requisitos internacionales y constitucionales, sino también para que el país aproveche la oportunidad y refuerce otras formas de servicio que no implican violencia. Tras más de medio siglo en guerra, no está de más ampliar las formas de cumplir con los deberes que obliga el Estado.
Tomado de: http://elespectador.com/opinion/editorial/articulo-262335-objecion-de-conciencia-y-servicio-militar